El Gran Maestro y el Guardián se dividían la administración de un tranquilo monasterio zen desde hacía décadas. Cierto día, el viejo Guardián murió y fué preciso sustituirlo. el Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.
- Voy a plantearos un problema - dijo el Gran Maestro -, y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.
Terminando su corto discurso, colocó un banquito en el centro de la sala. Encima, puso un exquisito florero de porcelana con una preciosa rosa roja dentro.
- Este es el problema, resolvedlo.
Los discípulos contemplaron perplejos el “problema”. Sólo podían ver los diseños sofisticados de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor fresca. ¿Que representaba todo aquello? ¿Que se supone que debían hacer? ¿Cual era el enigma del que hablaba su Maestro?
Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo conteplar “el problema”, hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al Maestro y a los alumnos, caminó resueltamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.
- ! Al final alguien que lo ha entendido ! - exclamó el Gran Maestro - . Tu serás el nuevo guardián !
Como a los discípulos, nos puede pasar que muchas veces no sabemos detectar cual es el problema, ya que el mismo está “disfrazado” con algo que nos atrae, nos fascina, nos gusta, pero en el fondo no deja de ser un problema.
El Gran Maestro, lo dice muy claro al plantear la situación a sus alumnos: “Voy a plantearos un problema”. Justamente el problema era el Florero, solo un único pupilo entiende la frase y elimina el “problema” destruyendo el Florero.
Este relato nos enseña que no importa cuán lindo, hermoso, fascinante sea un problema, un problema siempre será un problema y tenemos que deshacernos de él lo más rapidamente posible.
Si el problema es muy claro, es facil eliminarlo porque lo vemos claramente, pero cuando el problema está “camuflado” y nos genera cierto beneficio “virtual” o comodidad, es mucho mas dificil ser conciente del problema y menos aún eliminarlo
No importa la temática del problema, sabemos que son problemas, lo importante es saber conocer cuando tenemos que abandonar ese camino, ese problema por mas que nos atrape. “Solo existe una manera de lidiar con un problema”, “atacándolo de frente”. En esos momentos no se pude tener ninguna duda.
Así que, piensa… ¿cuantos “floreros” tienes en tu vida?
- Voy a plantearos un problema - dijo el Gran Maestro -, y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.
Terminando su corto discurso, colocó un banquito en el centro de la sala. Encima, puso un exquisito florero de porcelana con una preciosa rosa roja dentro.
- Este es el problema, resolvedlo.
Los discípulos contemplaron perplejos el “problema”. Sólo podían ver los diseños sofisticados de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor fresca. ¿Que representaba todo aquello? ¿Que se supone que debían hacer? ¿Cual era el enigma del que hablaba su Maestro?
Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo conteplar “el problema”, hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al Maestro y a los alumnos, caminó resueltamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.
- ! Al final alguien que lo ha entendido ! - exclamó el Gran Maestro - . Tu serás el nuevo guardián !
Como a los discípulos, nos puede pasar que muchas veces no sabemos detectar cual es el problema, ya que el mismo está “disfrazado” con algo que nos atrae, nos fascina, nos gusta, pero en el fondo no deja de ser un problema.
El Gran Maestro, lo dice muy claro al plantear la situación a sus alumnos: “Voy a plantearos un problema”. Justamente el problema era el Florero, solo un único pupilo entiende la frase y elimina el “problema” destruyendo el Florero.
Este relato nos enseña que no importa cuán lindo, hermoso, fascinante sea un problema, un problema siempre será un problema y tenemos que deshacernos de él lo más rapidamente posible.
Si el problema es muy claro, es facil eliminarlo porque lo vemos claramente, pero cuando el problema está “camuflado” y nos genera cierto beneficio “virtual” o comodidad, es mucho mas dificil ser conciente del problema y menos aún eliminarlo
No importa la temática del problema, sabemos que son problemas, lo importante es saber conocer cuando tenemos que abandonar ese camino, ese problema por mas que nos atrape. “Solo existe una manera de lidiar con un problema”, “atacándolo de frente”. En esos momentos no se pude tener ninguna duda.
Así que, piensa… ¿cuantos “floreros” tienes en tu vida?
¡ Acaba con ellos !
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